Cuando las mujeres están empoderadas, la sociedad completa se beneficia. En efecto, estudios demuestran que el empoderamiento de la mujer genera familias más saludables, la disminución en tasas de mortalidad infantil, una mayor tasa de escolarización de los niños y mayores ingresos.

Por eso es tan desconcertante que de 821 millones de personas que hoy sufren de inseguridad alimentaria en el mundo, el 60% sean mujeres y niñas.

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Las razones por las cuales las mujeres sufren de hambre de manera más aguda están enraizadas en varios problemas complejos y a menudo entrelazados, que incluyen la desigualdad cultural, de género, el acceso a recursos, la educación y más.

Sin embargo, al centrarse en soluciones que incluyen la equidad de género y el empoderamiento de las mujeres, se puede lograr un mayor impacto para reducir la desnutrición, la inseguridad alimentaria y el hambre. Al garantizar que las mujeres tengan acceso a recursos críticos, las tasas globales de hambre pueden reducirse significativamente.

¿Por qué la hambruna impacta a las mujeres más severamente?

A menudo, las mujeres tienen a su cargo las necesidades básicas de la familia, como la comida, el cuidado y la educación; sin embargo, los recursos y la libertad que necesitan para cumplir con sus responsabilidades les son negados. Esto contribuye a que las mujeres sufran de hambruna y sus efectos más severamente, lo que es evidente de muchas maneras:

En muchas sociedades tenemos normas de género que impactan la salud de la mujer.

En otras, es una norma común que las mujeres coman al último, después de que todos los hombres y niños hayan sido alimentados. Además, las mujeres pueden disminuir su productividad en el área de trabajo cuando se abstienen de comer como estrategia para lidiar con la inseguridad alimentaria.

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Existen también prácticas como el matrimonio infantil. 750 millones de mujeres y niñas en todo el mundo se casan antes de cumplir los 18 años. Esto impacta negativamente en la salud de la mujer, acorta su educación, frena su potencial y las hace dependientes de los hombres casi en su totalidad.

Un alto número de niñas carecen de acceso a la educación.

La igualdad en educación es una promesa incumplida para muchas familias. Se estima que 132 millones de niñas en todo el mundo no asisten a la escuela. De acuerdo con el Banco Mundial, por cada año que una niña permanece en la escuela primaria, aumenta sus futuros ingresos hasta en un 20%, lo que le permite romper el ciclo de pobreza y salir adelante para un mejor futuro.

Las mujeres en todo el mundo están marginadas económicamente.

Una de las razones más desgarradoras por las que las familias no envían a sus niñas a la escuela es para hacerlas trabajar, para ganar dinero y que no falte el pan en la mesa. No obstante, el panorama económico está lejos de ser equitativo: las mujeres realizan trabajos domésticos y de atención de la salud no remunerados 2.6 veces más que los hombres y ganan 23% menos por un trabajo remunerado.

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La posibilidad de ser dueñas de una propiedad es también un gran problema: más de la mitad de los agricultores son mujeres, y aún así, representan únicamente el 13% de los terratenientes.

¿De qué manera empoderar a la mujer ayuda a erradicar la hambruna?

Reconocer el potencial de las mujeres y darles poder mediante educación, recursos y libertad de acción es muy importante para acabar con la hambruna. Y esta es la razón:

La educación puede reducir las tasas de hambruna.

La igualdad de género es probablemente el factor determinante más importante de la seguridad alimentaria. Esta no es una afirmación a la ligera: de acuerdo con un informe del Banco Asiático de Desarrollo, la educación para las mujeres contribuyó a una reducción de la hambruna en un 43% en la región de Asia-Pacífico desde 1970 y hasta 1995. Asimismo, una mayor esperanza de vida de la mujer se relacionó con un 12% adicional a la disminución de la hambruna.

La educación es una inversión a largo plazo: más niñas en las escuelas da como resultado economías más fuertes y una mejor salud sociedad.

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Cuando a las mujeres se les ofrecen los mismos recursos que a los hombres, podemos disminuir los índices de hambruna y pobreza.

Te podría sorprender que las mujeres son el 43% de la fuerza laboral agrícola y representan aproximadamente dos tercios de los 600 millones de ganaderos pobres del mundo.

Desafortunadamente, no tienen la misma oportunidad de acceder a los derechos de las tierras, recursos financieros, capacitación, y tecnología que los hombres. Superar este problema puede generar un impacto significativo: se estima que proveer a las agricultoras con los mismos accesos a herramientas y recursos podría disminuir la población que sufre de hambre y pobreza en un 17%, es decir, 150 millones de personas.

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Cuando las mujeres obtienen ingresos, lo invierten nuevamente en sus comunidades.

Las mujeres invierten un 90% de sus ingresos en la familia. Esto representa un gran impacto en sus comunidades. Las mujeres activan las economías locales cuando compran artículos escolares, alimentos, vestimenta y medicamentos.

Lamentablemente, sin embargo, no tienen el mismo acceso que los hombres a los derechos sobre la tierra, los recursos financieros, la capacitación y la tecnología. Superar este problema puede tener un impacto muy significativo: se estima que proporcionar a las agricultoras el mismo acceso a herramientas y recursos podría disminuir la cantidad de personas que viven en el hambre y la pobreza hasta en un 17 por ciento, o 150 millones de personas.

¿Qué puedes hacer para ayudar?

Las intervenciones normativas son necesarias para darle poder a las mujeres y contribuir a erradicar la hambruna en el mundo. No obstante, esto no significa que los individuos no tengamos poder. Tú puedes ayudar mediante el apoyo a organizaciones que trabajan para hacer frente a este problema.

A través de la iniciativa Nutrición para Hambre Cero, nos asociamos con organizaciones como The Hunger ProjectWorld Food Program USAFeed The Children para erradicar la hambruna global, la inseguridad alimentaria y la desnutrición con compromisos clave para garantizar el acceso a la educación y al poder de la alimentación saludable a nivel mundial y cuyos programas incluyen recursos específicos para abordar la equidad de género y el empoderamiento de las mujeres.

Las mujeres son clave en este ciclo: en ellas está el poder de dar vida, criar y transformar. Es esencial empoderarlas y lograr una mayor inclusión para prosperar como sociedad.

Descarga todos los datos sobre las mujeres y el hambre.

Rocio Medina

Rocío MedinaM.D. – Vicepresidenta e Integrante del Consejo Consultor de Nutrición de Herbalife Nutrition

La Dra. Medina es ex profesora de nutrición y obesidad y, con otros profesores, diseñó un programa de estudio en estas áreas en la Universidad de Monterrey en México, para ayudar a preparar profesionales en este campo. Ella y sus colegas fundaron el Colegio Médico de Cirujanos y Profesionales en Obesidad y Nutrición Clínica en Nuevo León en el año 2000, donde se desempeñó como presidenta de 2009 a 2010. Anteriormente, se desempeñó como Coordinadora Médica del Ministerio de la Policía Preventiva de Monterrey. También ha estado en práctica privada en México desde 1994.