La piel seca y deshidratada puede ocurrir en cualquier momento del año, pero especialmente cuando cambia el clima. A medida que muchas partes del mundo comienzan a sentir el frío en el aire con el cambio de estación, muchos de nosotros también estamos comenzando a ver cambios en nuestra piel.

Durante los meses más fríos, hay menos humedad en el aire exterior y los sistemas de calefacción interior también pueden deshidratar la piel. Esa combinación de temperaturas extremas puede hacer que tu piel se sienta seca, con picazón e incómoda. El aire seco también puede provocar pequeñas grietas en la superficie de la piel, que actúan como puntos de entrada de impurezas que son dolorosas y antiestéticas.

Es importante mantener nuestra piel sana durante todo el año. Estos son mis mejores consejos para el cuidado de la piel en invierno para mantener tu piel radiante incluso en climas fríos:

1. Bebe más líquidos.

La deshidratación de la piel ocurre cuando el cuerpo carece de humedad tanto por dentro como por fuera. La persona promedio necesita de 8 a 12 vasos de agua por día. Tu piel te permitirá saber cuándo está deshidratada, luciendo opaca, cansada, irritada, escamosa y áspera.

Con temperaturas cálidas durante los meses de verano, es natural beber automáticamente más líquidos, pero no disminuyas la ingesta de agua solo porque hace más frío afuera. Es posible que no anheles un vaso alto de agua helada como lo harías en verano, pero prueba con agua a temperatura ambiente o una taza refrescante de té caliente para mantenerte hidratado.

2. Usa protector solar.

El hecho de que no haga calor afuera no significa que no haya rayos ultravioleta en el aire, así que no escatimes en el SPF 15 o más. Si necesitas humectación adicional en tu régimen de cuidado de la piel de invierno, busca protectores solares humectantes o intenta usar tu humectante de noche con tu protector solar encima. Las cremas nocturnas tienden a tener ingredientes más ricos y emolientes que podrían ser excelentes durante los meses de invierno o cuando se viaja a un área fría.

3. Considera agregar o cambiar productos según la temporada.

Tus necesidades de cuidado de la piel pueden cambiar drásticamente según la estación. Eso es particularmente cierto si vives en un área con fluctuaciones extremas de temperatura entre el verano y el invierno (o entre las temperaturas del aire exterior e interior, gracias a la calefacción central).

Si tu piel experimenta más sequedad en invierno que en otras estaciones, agrega un suero a tu régimen diario. El aceite de semilla de cáñamo es una gran adición porque proporciona humedad e hidratación adicionales. Además, considera cambiar a fórmulas humectantes en todo, desde limpiadores hasta cosméticos.

4. Evita las duchas prolongadas.

Nada se siente mejor en un día frío que un baño largo, humeante y caliente, pero la exposición prolongada al agua caliente puede deshidratar aún más la piel al eliminar los aceites de la superficie. Por lo tanto, mantén tus duchas cortas y en el lado más fresco, si es posible.

Usa solo baños de burbujas humectantes, jabones o geles de ducha que no contengan sulfatos y estén llenos de ingredientes humectantes como el aloe vera.

5. Hidrata tu piel antes de acostarte.

Antes de navegar en las redes sociales hasta quedarte dormido, asegúrate de realizar una buena rutina de cuidado de la piel durante la noche, no solo en tu rostro sino en el resto de tu cuerpo. Unta tu crema de manos favorita y asegúrate de frotarla también en tus cutículas y codos. Haz lo mismo con tus pies y piernas. Si hace demasiado frío por la noche, usa un par de calcetines de algodón para minimizar las interrupciones del sueño.

6. Cuida tus labios.

Los labios agrietados en la estación fría son incómodos. Pueden ser dolorosos cuando se exponen a temperaturas extremadamente frías y el agrietamiento puede provocar infecciones. Asegúrate de proteger tus labios con un bálsamo humectante que incluya SPF.

7. No olvides tus manos.

Al igual que tus labios, la piel de tus manos es delgada y delicada y puede ser susceptible a agrietarse en climas fríos. Mantén tus manos humectadas con crema de manos y vuelve a aplicar durante el día, especialmente después de lavarlas. Para que sea conveniente, lleva crema de manos tamaño viaje donde quiera que vayas.

8. Duplica el uso de crema hidratante.

Sé increíblemente diligente con tus productos humectantes. Aplícalos siempre después de la ducha o el baño cuando tu piel aún esté húmeda para aprovechar los niveles de absorción. Busca ingredientes hidratantes para la piel, como aloe, manteca de karité, aceite de oliva, de semilla de cáñamo y de coco. También es posible que debas volver a aplicar durante el día para mantener tu piel hidratada y elástica.

9. Invierte en mascarillas hidratantes, ¡o crea las tuyas!

Aplicar una mascarilla facial es una forma conveniente de hidratar tu rostro varias veces a la semana. También puedes probar mi receta favorita de mascarilla facial hidratante casera.

Todo lo que necesitas son tres ingredientes simples:

Cocina la avena con agua. Agrega dos cucharadas de gel de aloe vera y una cucharada de miel a la avena caliente. Deja que la avena se enfríe y luego aplícala en el rostro. Deja actuar de 15 a 20 minutos. La avena y la miel son conocidas por sus propiedades hidratantes, y el gel de aloe vera tiene ingredientes acondicionadores de la piel.

Para terminar, lávate bien con agua tibia y un limpiador suave sin sulfatos. Sécate la cara con palmaditas con una toalla limpia y asegúrate de haber eliminado todo rastro de la mascarilla antes de aplicar una crema hidratante.

Consiente tu piel después de un largo día o incluso una larga semana; te lo mereces.

Laura Chacon-Garbato

Laura Chacon-GarbatoDirectora de Capacitación Mundial sobre Productos y Nutrición, Presidenta de la Junta Asesora de Nutrición Externa

Laura es una esteticista licenciada con un posgrado del International Dermal Institute en los EE. UU. Su experiencia se extiende al trabajo con reconocidas empresas mundiales de cuidado personal, donde fue responsable de la estrategia educativa y la ejecución de los objetivos comerciales.